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Peru: ¡Bájense de la nube! – por Luis García Miró Elguera
By admin ⋅ June 28, 2011 ⋅ Email This Post⋅ Print This Post⋅Post a comment
Sencillamente tragicómica es la actitud de mucha gente de la burguesía que espera que el gobierno de Ollanta Humala sea una prolongación de los regímenes de Alan García, Alejandro Toledo o, incluso, de Alberto Fujimori. Los comentarios llegan al plano de lo ridículo muchas veces, en un afán –desesperado- porque no cambien las reglas de juego.
“Humala no puede hacer nada que genere desconfianza porque necesita hacer una buena gestión para reelegirse él o que su esposa Nadine gane las elecciones del 2016”, sostienen algunos agoreros. Otros más científicos señalan que Humala “tiene compromisos adquiridos con Vargas Llosa y con Toledo y entonces las cosas van a ser muy parecidas a lo que fue el régimen toledista.” Hay incluso quienes leen el pensamiento del presidente electo y sentencian que “Humala va a poner de ministro de Economía a Kurt Burneo y de primer ministro a Roberto Dagnino”. Es decir, todo sigue igual en este país para aquel iluso sector de la sociedad que anhela el status quo e, ingenuamente, alega que “Humala va a ser más de lo mismo”.
Pues prepárense para bajar de su nube. El espectro nacionalista tiene una sorpresita para ustedes. Para empezar, no existe partido nacionalista, Gana Perú ni humalista. Lo que hay en la vitrina es, exclusivamente, un caudillo llamado Ollanta Humala Tasso, que sin que exista una razón determinante ni explicación coherente, ganó las últimas elecciones para sorpresa del 70% del país. Peor todavía, este caudillo es hijo de Isaac Humala Núñez, fundador del etnocacerismo, esa corriente racista que enarbola su hijo Antauro, preso, y a la que apoyó –desde el inicio– Ollanta, hasta que le reventó en las manos el “andahuaylazo” con su sangrienta secuela de cuatro policías muertos; y entonces le hizo ascos. Mera estrategia política, sin duda. Porque la comunión de ideas entre la familia Humala es absoluta.
El padre, Isaac, es un comunista redomado. Su tesis empieza por describir a la raza cobriza –la suya y la de su familia- como una etnia “con inteligencia superior la de los amarillos asiáticos, a los blancos europeos o a los negros del África”, como volvió a reseñar el último fin de semana en enjundiosa entrevista que lo retrata de cuerpo entero. Es más, Isaac Humala crió a sus hijos –Pachacutec, Ima Sumac, Cusicollur, Ollanta, Ulises, Antauro– con un objetivo preciso: coronar su ambición de instaurar en el Perú una dinastía imperial indígena dirigida por él y su familia. Y esta utopía de Isaac va teniendo éxito en su etapa inicial de alucinación etnocacerista-cobriza.
Pero si el diseño genético de Ollanta Humala empieza con un padre comunista-fascista, ello se retroalimenta más adelante con su cuadriculada formación militar. Y si a esta combinación explosiva se le agrega el hecho de haber incursionado en la política rodeado de personajes como Javier Diez Canseco y Manuel Dammert –por sólo poner dos nombres–, entonces la ecuación está clarísima. Ollanta Humala no es ni podrá ser jamás Alejandro Toledo, Alan García ni algo por el estilo. Por tanto, distinguidos señores de la burguesía, un poco más de sindéresis, por favor. Basta de vuelos alucinógenos. Pongan pies en la tierra y comprendan que el gobierno que empieza de aquí a un mes será mucho más parecido al régimen velasquista que a esos buenos modales democráticos a los que hemos estado mal acostumbrados.
Fuente: Expreso (Peru)
Peru: ¡Bájense de la nube! – por Luis García Miró Elguera
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Sencillamente tragicómica es la actitud de mucha gente de la burguesía que espera que el gobierno de Ollanta Humala sea una prolongación de los regímenes de Alan García, Alejandro Toledo o, incluso, de Alberto Fujimori. Los comentarios llegan al plano de lo ridículo muchas veces, en un afán –desesperado- porque no cambien las reglas de juego.
“Humala no puede hacer nada que genere desconfianza porque necesita hacer una buena gestión para reelegirse él o que su esposa Nadine gane las elecciones del 2016”, sostienen algunos agoreros. Otros más científicos señalan que Humala “tiene compromisos adquiridos con Vargas Llosa y con Toledo y entonces las cosas van a ser muy parecidas a lo que fue el régimen toledista.” Hay incluso quienes leen el pensamiento del presidente electo y sentencian que “Humala va a poner de ministro de Economía a Kurt Burneo y de primer ministro a Roberto Dagnino”. Es decir, todo sigue igual en este país para aquel iluso sector de la sociedad que anhela el status quo e, ingenuamente, alega que “Humala va a ser más de lo mismo”.
Pues prepárense para bajar de su nube. El espectro nacionalista tiene una sorpresita para ustedes. Para empezar, no existe partido nacionalista, Gana Perú ni humalista. Lo que hay en la vitrina es, exclusivamente, un caudillo llamado Ollanta Humala Tasso, que sin que exista una razón determinante ni explicación coherente, ganó las últimas elecciones para sorpresa del 70% del país. Peor todavía, este caudillo es hijo de Isaac Humala Núñez, fundador del etnocacerismo, esa corriente racista que enarbola su hijo Antauro, preso, y a la que apoyó –desde el inicio– Ollanta, hasta que le reventó en las manos el “andahuaylazo” con su sangrienta secuela de cuatro policías muertos; y entonces le hizo ascos. Mera estrategia política, sin duda. Porque la comunión de ideas entre la familia Humala es absoluta.
El padre, Isaac, es un comunista redomado. Su tesis empieza por describir a la raza cobriza –la suya y la de su familia- como una etnia “con inteligencia superior la de los amarillos asiáticos, a los blancos europeos o a los negros del África”, como volvió a reseñar el último fin de semana en enjundiosa entrevista que lo retrata de cuerpo entero. Es más, Isaac Humala crió a sus hijos –Pachacutec, Ima Sumac, Cusicollur, Ollanta, Ulises, Antauro– con un objetivo preciso: coronar su ambición de instaurar en el Perú una dinastía imperial indígena dirigida por él y su familia. Y esta utopía de Isaac va teniendo éxito en su etapa inicial de alucinación etnocacerista-cobriza.
Pero si el diseño genético de Ollanta Humala empieza con un padre comunista-fascista, ello se retroalimenta más adelante con su cuadriculada formación militar. Y si a esta combinación explosiva se le agrega el hecho de haber incursionado en la política rodeado de personajes como Javier Diez Canseco y Manuel Dammert –por sólo poner dos nombres–, entonces la ecuación está clarísima. Ollanta Humala no es ni podrá ser jamás Alejandro Toledo, Alan García ni algo por el estilo. Por tanto, distinguidos señores de la burguesía, un poco más de sindéresis, por favor. Basta de vuelos alucinógenos. Pongan pies en la tierra y comprendan que el gobierno que empieza de aquí a un mes será mucho más parecido al régimen velasquista que a esos buenos modales democráticos a los que hemos estado mal acostumbrados.
Fuente: Expreso (Peru)
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